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viernes, 19 de julio de 2013

                               ¿Cuán tóxica es la quimioterapia?

En los manuales modernos sobre el tema, se recomienda a las enfermeras usar batas de manga larga, gafas, protección para los zapatos, y guantes extra gruesos, que deben cambiarse cada media hora. Se les instruye que nunca coman, beban, fumen o se apliquen cosméticos en el área de preparación de las drogas. Se les advierte que la mera manipulación de las drogas tiene riesgos significativos, tales como anormalidades reproductivas, lesiones hepáticas y de los cromosomas, y problemas hematológicos.

Si estos son los riesgos de manipular las drogas, ¿cuál es el riesgo de introducirlas en el cuerpo de una persona enferma? Las drogas quimioterapéuticas son una de las sustancias más tóxicas que se introducen intencionalmente en el cuerpo humano.

Si todo esto es cierto, ¿cómo es posible que se siga usando la quimioterapia rutinariamente? El tratamiento alopático del cáncer mueve cientos de miles de millones de dólares al año en el mundo entero. No es difícil entender por qué sigue existiendo. Las alternativas existen, pero son menos costosas y muchas ni siquiera pueden patentarse. 




La reducción de los tumores, ¿alarga la vida?
Para pasar el test de "efectividad", la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos, EE.UU.) requiere evidencia sustancial no de que los remedios salvan vidas, sino solamente de que son efectivos para el uso para el cual están pensados. "Evidencia sustancial" se define como "investigaciones adecuadas y bien controladas... en base a las cuales se pueda concluir de manera responsable y justa... que la droga tendrá el efecto que se supone que tiene bajo las condiciones de uso prescriptas, recomendadas y sugeridas en la etiqueta" (1). A pesar de este requisito legal, la Oficina de Evaluaciones Tecnológicas de los EE.UU. (OTA), ha informado lo siguiente: "Sólo del 10% al 20% de todos los tratamientos y procedimientos que se usan actualmente en la medicina han demostrado ser efectivos en pruebas controladas" (2).

Para que las drogas oncológicas se consideren "efectivas" es suficiente con que reduzcan los tumores. Pero la investigación médica indica que la radiación y la quimioterapia, si bien reducen los tumores, no necesariamente extienden la vida. Un investigador que llegó a esta conclusión en 1990 es Ulrich Abel, experto en bioestadística alemán. Según su investigación, la reducción del tamaño del tumor no sólo no extiende la vida sino que también puede hacer que el cáncer vuelva a aparecer más agresivamente, ya que al matar a casi toda la masa cancerosa, se propicia el crecimiento de células malignas resistentes a las drogas oncológicas (3). La misma conclusión aparece en un artículo aparecido en el British Medical Journal, en el que se menciona que si bien la reducción del tumor es la manera habitual de medir la eficacia de la quimioterapia, "la reducción radiológica de tumores sólidos... a menudo tiene poco o ningún beneficio en la extensión de la vida de la persona... lamentablemente, pocos estudios han comparado la quimioterapia con los cuidados paliativos sin quimioterapia" (4).

Uno de los pocos estudios que hizo tal comparación fue dirigido por el Dr. Hardin Jones, profesor de física y fisiología médicas en la Universidad de California, en Berkeley. Ante un panel de la Sociedad Norteamericana del Cáncer, dijo: "Mis estudios han demostrado de manera concluyente que los pacientes que no reciben ningún tratamiento viven de hecho hasta cuatro veces más que los que sí lo reciben. Para un tipo típico de cáncer, las personas que no aceptaron el tratamiento vivieron un promedio de 12 años y medio. Aquellos que aceptaron la cirugía y otros tratamientos vivieron de promedio sólo 3 años. [...] Atribuyo esto al efecto traumático de la cirugía en los mecanismos de defensa naturales del cuerpo. El cuerpo tiene una defensa natural contra todos los tipos de cáncer" (5).

El Dr. Jones realizó sus investigaciones hace veinte años. Faltan datos más recientes, porque ya no se realizan estudios comparando a pacientes que reciben tratamiento con pacientes que no lo reciben. No tratar con los métodos "probados" a un paciente con un cáncer potencialmente curable es considerado una falta de ética. Lo único que hacen la mayoría de los estudios sobre drogas oncológicas es comparar el efecto de dos tratamientos, cuyos niveles de toxicidad son similares, y lo que se evalúa es su efecto sobre el crecimiento del tumor (6). En 1984 se realizó un análisis de 80 estudios sobre quimioterapia para el tratamiento del cáncer de mama. En 76 de los estudios se evaluó únicamente la reducción del tumor, no los efectos sobre la extensión de la vida o sobre la calidad de vida; y de los cuatro restantes, tres no encontraron una extensión de la vida a causa de las drogas quimioterapéuticas (7). En otros análisis se han obtenido conclusiones igualmente inquietantes (8).

En el caso de la cirugía y la radiación, ambos tratamientos se empezaron a utilizar mucho antes de que el requisito de "efectividad" de la FDA entrara en vigencia. En el caso de la cirugía, no se han llevado a cabo estudios a gran escala que hallan demostrado una extensión de la vida para quienes reciben el tratamiento, comparados con quienes no lo reciben; y en el caso de la radiación aplicada luego de la cirugía, los estudios controlados randomizados grandes no han demostrado una ventaja en cuanto a la extensión de la vida, en comparación con quienes reciben solamente la cirugía (9).

La radiación se aplica para reducir los tumores en situaciones críticas (por ejemplo, cuando el tumor presiona una arteria, una vía aérea, un órgano vital o un nervio), pero puede que el efecto a largo plazo sea de hecho una disminución del tiempo de vida de la persona (10). En un análisis de ocho estudios, realizado en 1987, la conclusión fue que el riesgo de muerte después de diez años para mujeres que no habían recibido radiación después de la cirugía era 26% menor que para aquellas que sí la habían recibido (11). El Dr. John Cairns, de Harvard, escribió en 1985 que "la mayor parte de los cánceres no se pueden curar con radiación, porque la dosis de rayos X necesarios para matar a todas las células cancerosas mataría también al paciente" (12).

En el caso de la quimioterapia, se ha progresado en el tratamiento de ciertos cánceres; pero las drogas oncológicas no han logrado mucho en cuanto a la extensión de la vida para los cánceres principales - cáncer de mama, de colon y de pulmón (13).

Según el Dr. Cairns, la quimioterapia previene la muerte de sólo el 2 o 3% de los pacientes con cáncer. Las probabilidades de que los medicamentos maten al paciente son aproximadamente las mismas: entre el 2,5 y el 5% (14). En un estudio de 1991, en el que participaron 250 mujeres con cáncer de mama con metástasis, en el que se comparó a personas que recibieron quimioterapia con personas que no recibieron ningún tratamiento, el tratamiento no sólo no alargó la vida sino que causó una significativa disminución de la calidad de vida (15).

Por otro lado, en el caso del cáncer de mama temprano, se ha hallado una modesta ventaja en cuanto a la extensión de la vida. Un análisis inglés realizado en 1992, en el que se evaluaron 31 estudios randomizados en los que participaron 11.000 mujeres, halló una leve ventaja de extensión de vida luego de diez años en pacientes que habían recibido "poliquimioterapia" (más de una droga oncológica durante más de un mes). Las probabilidades de que las mujeres estuvieran vivas diez años después, sin embargo, eran tan sólo de 51.3% con los medicamentos, versus 45% sin los medicamentos; solamente 6,3% de ventaja de extensión de vida. Y este desalentador pronóstico era para mujeres con cáncer temprano, cuando todavía es "tratable" (16).

A pesar de estos escasos beneficios, el Instituto Nacional del Cáncer (EE.UU.) ha recomendado quimioterapia para todas las pacientes con cáncer de mama, tengan o no signos visibles de cáncer luego de la cirugía. La teoría es que haciendo una proyección a miles de mujeres, muchas se pueden salvar (17). El problema, especialmente para el 93,7% que no se beneficia, reside en los devastadores efectos secundarios de las drogas oncológicas. Prácticamente todos los agentes quimioterapéuticos son tóxicos e inmunosupresores. Al ser incapaces de distinguir entre células cancerosas y células normales, terminan matando a las dos. Además, la mayoría causa cánceres secundarios, que pueden aparecer muchos años después de un "exitoso" tratamiento con quimioterapia (18).

Referencias

1. 21 United States Code Sec. 355(d).
2. Office of Technology Assessment, U.S. Congress, Assessing Efficacy and Safety of Medical Technology (Washington D.C.: OTA 1978).
3. U. Abel, Chemotherapy of Advanced Epithelial Cancer (Stuttgart: Hippokrates Verlag GmbH, 1990), summarized by R. Moss in "Chemo's 'Berlin Wall' Crumbles," (Se derrumba el "Muro de Berlín" de la quimioterapia")
Cancer Chronicles (December 1990) , page 4.
En el caso del cáncer de mama, el Dr. Abel observó que no hay evidencia directa de que la quimioterapia alarga la vida, por lo que su uso es "éticamente cuestionable". Su investigación fue reseñada en la conocida revista alemana Der Spiegel en 1990.
4. G. Mead, "Chemotherapy for solid tumours: Routine treatment not yet justified," British Medical Journal 310:246 (1995).
5. G. Borell, The Peroxide Story (Delano, Minnesota: ECHO, 1988), page 30.
6. See I. Tannock, "Treating the patient, not just the cancer," New England Journal of Medicine 317(24):1534-35 (1987).
7. R. Oye, et al., "Reporting results from chemotherapy trials: Does response make a difference in patient survival?", JAMA 252(19):2722-25 (1984).
8. See G. Mead, op. cit.; I. Tannock, op. cit.; U. Abel, op. cit.
9. See R. Houston, "Misinformation from OTA," op. cit., page 600; J. Weese, et al., "Do operations facilitate tumor growth?", Surgery 100(2):273-77 (1986) (surgery and anesthesia enhance the implanting of tumors and facilitate metastasis); J. Stjernsward, "Decreased survival related to irradiation postoperatively in early operable breast cancer," Lancet (November 30, 1974), pages 1285-86; R. Moss, The Cancer Industry, op. cit., pages 59-72.

10. R. Walters, en Options: The Alternative Cancer Therapy Book (Garden City Park, New York: Avery Group Publishing Co., 1993), página 13, observa que ya en 1953 Benedict Fitzgerald, consejero especial del Departamento de Justicia, presentó estudios al Congreso que mostraban que los pacientes que no recibían radiación vivían más que los que sí la recibían.

11. J. Cuzick, et al., "Overview of randomized trials of postoperative adjuvant radiotherapy in breast cancer," Cancer Treatment Reports 71(1):15-29 (1987).
12. J. Cairns, "The treatment of diseases and the war against cancer," Scientific American 253(5):51 (1985).
13. See R. Walters, op. cit., pages 9-11.
14. B. Culliton, "The rocky road to remission," Science 244:1432 (June 23, 1989).
15. H. Muss, et al., "Interrupted versus continuous chemotherapy in patients with metastatic breast cancer," New England Journal of Medicine 325:1342-48 (1991).
16. Early Breast Cancer Trialists' Collaborative Group, "Systemic treatment of early breast cancer by hormonal, cytotoxic, or immune therapy," Lancet 339(8785):71-85 (1992).

17. Esta recomendación se basa en una serie de estudios de 1989 que hallaron un "notable aumento del tiempo de sobrevida sin enfermedad" gracias al tratamiento con drogas oncológicas. Sin embargo, los estudios no hallaron un aumento significativo de la sobrevida real de los pacientes. "Sobrevida sin enfermedad" era un artilugio que significaba un cierto período de tiempo sin que aparecieran nuevos tumores. See B. Fisher, et al., "A randomized clinical trial evaluating sequential methotrexate and fluorouracil in the treatment of patients with node-negative breast cancer who have estrogen-receptor-negative tumors," New England Journal of Medicine 320(8):473-78 (1989); Ludwig Breast Cancer Study Group, "Prolonged disease-free survival after one course of perioperative adjuvant chemotherapy for node-negative breast cancer," New England Journal of Medicine 320(8):491-96 (1989); E. Mansour, et al., "Efficacy of adjuvant chemotherapy in high- risk node-negative breast cancer," New England Journal of Medicine 320(8):485-90 (1989). El mismo año, la Oficina General Contable (GAO, EE.UU.) publicó un informe sobre la efectividad de la quimioterapia para el cáncer de mama. El informe trataba sobre el tipo de pacientes que se piensa que más se pueden beneficiar con este tipo de drogas oncológicas. La GAO no encontró un aumento detectable en el tiempo de sobrevida de estas pacientes, a pesar de que el uso de la quimioterapia se había triplicado desde 1975. See "GAO report on breast cancer," World Research Foundation News (3rd & 4th quarter 1990), page 7.

18. R. Walters, op. cit. See also H. Vorherr, "Adjuvant chemotherapy of breast cancer: Reality, hope, hazard?", Lancet (December 19/26, 1981), pages 1413-14: "La evidencia de supervivencia a los cinco años muestra que los beneficios de la quimioterapia adyuvante (independiente) para el cáncer de mama es de tan sólo un 4%... teniendo en cuenta las muchas dudas y controversias sobre la quimioterapia adyuvante, que de por sí plantea un serio riesgo para la salud, no se debería someter a ningún paciente a este "tratamiento" de manera rutinaria".



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